lunes, 31 de enero de 2011

¿Acaso sabes cómo te amo?


Letra, voz y edición: Ángela (A.C. A.C)



¿Acaso sabes cómo te amo?
Te amo, desde esta hermosa escarcha que bordea mi corazón,
que  florece entre tus manos, que no atiende a razones, ni a
estamentos, ni a motivos lógicos e ilógicos, ni a condiciones
previas, ni a reglas escritas en las estrellas.

Te amo, así sin más, pero sin menos. Con todo lo que soy y lo
que no. Con todo lo que tengo. Que no sé si es mucho. Que no
sé si es poco. O quizá no sea bastante para saciarte, pero aún
así te amo.

Te amo de esta sencilla manera en la que todo se entrega, con
una simple caricia en la mejilla o un dulce beso en tus ojos
cerrados cuando sueñan o con unas  palabras llanas que quieren
envolver tu vida y quedarse acurrucadas entre los hilos de tu
alma.

Te amo siempre apasionada, siempre,  porque soy pasión hecha
mujer, hembra de luz que te reclama.

Te amo de una manera triste, a veces,  porque yo soy, a veces,
tristeza enamorada.

Te amo de esta manera tierna, alocada, dulce, impetuosamente
desbocada, rozando a veces el delirio, cuando mis labios te
llaman.

Te amo y al amarte siento que crezco, infinitamente hasta
dispersarme en pequeñas motas y pasar a formar parte de
cada partícula de tu cuerpo, de tu piel, de tu sangre, de tu antes
y tu después, mientras soy durante… Maramante.(1)

Te amo, sin regreso, sin punto de partida, sin horizontes, sin
lejanías. Te amo hoy, como te amaré , aquél, el último día, en el
que mis párpados cerrados, duerman eternamente, para poder
amarte también después…. Y después, volver a amarte.
Ya sabes cómo te amo.


(1)(Maramante: Voz popular marinera, un barco remolcado,a la par, por otro. 
No figura en el diccionario de la Real Academia de La Lengua Española)

domingo, 30 de enero de 2011

La Guitarra.

Autor: Alejandro Casals
Voz: Arturo Iriarte 
Guitarra: Mario Echeverria
Edición: Vigía



En una antigüa vitrina, arrinconada en la sala,
misturada entre el facón, mates, bombillas... la rastra,
un rebenque, las espuelas y otras reliquias de plata,
orgullosa de su historia... ¡LA GUITARRA vive en jaula!
Quizá sea por la tristeza, de verla allí confinada,
que recuerdo sus memorias... y se me da por contarlas.
 
Ébano, cedro y ciprés... elegidos siendo planta,
de troncos a pleno sol, mezclados en la jangada,

en bajada, ¡El Paraná!... navegaron a flor de agua.

 
Modeladas con amor, por un artesano en Salta,
¡La suerte de las maderas, fue renacer en GUITARRA!

Según chismes de familia, desde hace tiempo... está en casa,

se comenta que el abuelo, la ganó jugando a taba. 
Resereando algún ganado y... ¡nada más... porque pasaba!
se entretuvo en un boliche, ¡Para habituarse a la cancha!

 
Un rusito agricultor, de la Colonia Esperanza,
se la jugó sin piedá a la primera clavada.
Y... aquella noche serena, ebrios de vino y de zambas,
pa’despedirse chuparon, hasta llegar la mañana.
Abrazado a LA GUITARRA... ¡Dicen que el ruso!... ¡lloraba!
 
Acomodada entre bultos, en un camión de mudanzas,
la fletaron para Brandsen, envuelta en un poncho pampa.

Quienes la conocen sienten... curiosidá por mirarla.

Se alvierte que desde tiempo, sin saberlo la buscaban.

¡Manos rudas se apresuran a toquetearle la caja!

para oírla sonar un rato... y... por lo menos palparla.

¡Manos torpes que se atreven!... ¡Manos sucias que profanan!

¡Porqué el leño las excita!... ¡Porqué el leño tiene alma!


Fue hace tanto... tanto tiempo, que de mi memoria escapa,

¡La ví sentada en las piernas de José Gómez Villalba!

¡Guitarrero como pocos!... nocheador de serenatas.

Ciñó su formoso cuerpo, hasta sentirla calzada,

acomodó el moño ajado... ¡De cinta celeste y blanca!

y recorrió el diapasón pa’intentar una pulsada.

La boca apoyada al cuello... como... ¡Cómo pa’besarla!

o tal vez emocionado... pa’no mostrar una lágrima,

¡Susurrándole en secretos!... modulaba las palabras.

¡Cada cuerda en carne viva con sonido de campanas!

¡Seis tripas estremecidas!... animadas de esperanza,
acompañaban las coplas... y entre acordes se floreaban,
liberando los gemidos, de su afinada garganta,

¡Con una mueca las risas! De su boca desdentada, escapaban...
¡Escapaban... como trinos de calandria!

Pero... pero es otra cosa... que pretende LA GUITARRA,
¡Ella es más que una madera, socavada de una planta!

¡Entuavía no ha nacido, el último hombre pa’marla¡
Al verla entre chucherías, en la vitrina olvidada,
reposanso allí... serena, en dulces sueños de carpas.
como una mujer sin tiempo, que sus años ya no pasan
¡Ilumina con el brillo, de los ojos de una anciana!

¡Cuanta dulzura apacible en la inocente encordada!
Y yo, que tanto la quiero... ¡NI SIQUIERA SE TOCARLA!


Secretos.

Autor letra y edición: Selkis



Siempre que empieza el juego
me doy cuenta de que falta un pieza
del puzzle que juntos quisimos montar.

Y tropiezo...
cuando la destreza de tu lengua silencia el movimeinto.

Y descubro...
que tus palabras te dan el relieve
y tus secretos, profundidad.

y no te escucho nada

Desde esta lentitud acuosa de mis pensamientos
contemplo...
la cuenca de unos ojos sin sus ojos
y tras ellos...

nunca dices nada

Parásito ciego que habita en tu silencio

¡no te deja dormir!

¡no te deja gritar!

¡Grítame!

... hasta alcanzar la cama
donde nuestros cuerpos son lenguaje mudo
porque al menos
la desnudez es siempre honesta.

Siempre que empieza el juego
me doy cuenta de que falta una pieza.


sábado, 29 de enero de 2011

Llanto amargo por Federico Garcia Lorca

 Letra, voz y edicion: Fidel Hernandez J.
 Musica: Recuerdos de la Alhambra.


¿Dónde estaba la luna?
Dime, Federico, tu luna, ¿dónde estaba?
Tal vez no quiso ver tu agonía
en esa noche macabra…

Y la madrugada se vistió de amapolas
en la cuneta de una carretera apartada...
¡Barbarie del hombre
que no tiene entrañas!
Verde que te quiero verde,
matanza de inocentes,
verde de muerte
que no verde de esperanza...
Y se callaron tus palabras
apagadas con olor a pólvora
en esa tierra gitana,
en esa tu amada tierra,
tierra de tu Granada,
en aquel año de desgracias
en que hermano contra  hermano
tuvo que enfrentarse cada mañana…

Y ese día, precisamente ese día
en que no quiso asomar la madrugada,
unas extrañas estrellas
en uniformes verdes lucían,
uniformes que vestían sombras,
estrellas sin alma
que no te dejaron morir
dulcemente en tu cama;
por almohada fue el tomillo y la albahaca,
por sábana, sólo la fría escarcha…
Luego,  hicieron desaparecer tu cuerpo
en una fosa compartida y agria;
sepultura sería para tus huesos,
verde viento, verdes ramas;
mas no pudieron enterrar en el suelo
tus valientes y  amantes palabras...

¡Ay, Federico!...
Dime, amigo mío,
te lo pregunto hoy
con un  nudo en la garganta,
tragando una saliva muy amarga…
¿Por qué se callaron los gallos?
¿Por qué los cuervos graznaban?
Y… ¿por qué lloró aquella noche el duende
de tu querida Alhambra?

Exposición de pintura de Oscar lopez Guerra. (OLG)

Artista: Oscar lopez Guerra - Zepol -
Música: Serenata, de Shubert.
Texto y edición vídeo: Vigía.


Hubo una vez, hace ya más de cien años, que una delicada dama blanca de preciosos ojos de color miel quedó cautiva y privada de libertad en una torre por los celos de su malvado marido. Y cierta razón tenía el marido, pues la dama estaba totalmente enamorada de un joven – representado por una flor echada a sus pies – al que desde entonces, no volvió a ver jamás.
Así transcurrieron años de encierro, y la dama sollozaba todas las noches rogándole a la luna blanca y azul, como ella, que le concediera el deseo de recuperar su libertad soñando que la convirtiera, aunque fuera a su muerte, en el mayor símbolo de libertad que se le ocurrió, esto es, un fabuloso caballo blanco y azulado y de este modo vagar libre y poderosa durante toda la eternidad.
Así pasó el resto de las noches de su vida, llorando, deseando y soñando.

Hasta el día de su muerte.

Todo aquello sucedió en una pequeña aldea en lo que lo cotidiano era el trabajo campesino, rural, y los años transcurrieron – mas de cien – en aquel lugar transmitiéndose la historia de la dama blanca, de abuelos a nietos.
Y esto es lo que hacia en ese momento de descanso de las labores, el anciano campesino, relatándole a su nieta la leyenda de la triste dama blanca de ojos caramelo;
Y de cómo murió de pena, sin su amor, encerrada en aquel oscuro torreón.

La nieta, en su infante ignorancia, le preguntó al anciano si la luna llegó a concederle aquel deseo a la dama; El abuelo, conmovido de su inocencia, le contestó que si,
pero que no la convirtió en un caballo blanco, ya que la condición de la luna es la nocturnidad y apiadándose de la dama le regalo un espíritu, que como el de la luna y el de ella, seria por siempre nocturno:

El de un lobo… Un gran lobo blanco y azul, de lindos ojos color miel.

Y aunque, le contaba el anciano, solo se le puede ver cuando es tan tarde que los niños ya hace horas que están durmiendo, muchos mayores dicen haberlo visto transitar la noche, aullando a la luna llena con una llamada salvaje, que unos dicen que es por el amor que perdió, otros por agradecimiento eterno...pero lo que si es seguro es que, desde hace mas de cien años, vaga libre por aquellas tierras.


jueves, 27 de enero de 2011

Te amo.

Autor letra y voz: Gian Franco Pagliaro
Edición: Sergiojerez1


Te amo
Te amo de una manera inexplicable.
De una forma inconfesable.
De un modo contradictorio.
Te amo
Con mis estados de ánimo que son muchos,
y cambian de humor continuamente.
Por lo que ya sabes,
El tiempo.
La vida.
La muerte.

Te amo
con el mundo que no entiendo.
Con la gente que no comprende.
Con la ambivalencia de mi alma.
Con la incoherencia de mis actos,
Con la fatalidad del destino.
Con la conspiración del deseo.
Con la ambigüedad de los hechos.
Aún cuando te digo que no te amo, te amo.
Hasta cuando te engaño, no te engaño.
En el fondo, llevo a cabo un plan,
para amarte... mejor.
Pues, aunque no lo creas, mi piel
extraña enormemente
la ausencia de tu piel.

Te amo.
Sin reflexionar, inconscientemente,
irresponsablemente,
espontáneamente,
involuntariamente,
por instinto,
por impulso,
irracionalmente.
En efecto no tengo argumentos lógicos,
ni siquiera improvisados
para fundamentar este amor que siento por ti,
que surgió misteriosamente de la nada,
que no ha resuelto mágicamente nada,
y que milagrosamente, de a poco, con poco y nada
ha mejorado lo peor de mi.

Te amo.
Te amo con un cuerpo que no piensa,
con un corazón que no razona,
con una cabeza que no coordina.
Te amo
incomprensiblemente.
Sin preguntarme, por qué te amo.
Sin importarme por qué te amo.
Sin cuestionarme por qué te amo.
Te amo
sencillamente porque te amo.
Yo mismo no se por qué te amo. 

Las horas.

Autor poema y edición: Sofiama


A estas horas
y en las otras,
cierro mis ojos y te veo.

Estiro mis manos y te alcanzo,
mis ojos curiosos te envuelven
en caricias de luz y reflejos claroscuros,
contemplan al hombre de tez morena,
ojos pequeños y sonrisa tierna;
a ese hombre que también me observa.

Un rubor pinta mi cara y
al escurrir de la mirada,
un relámpago atraviesa mis venas,
asalta mi corazón,
en abordaje de recuerdos
que galopan mi esencia
y otros,
más fuertes,
que se apoderan de ella...

A estas horas
y en las otras,
cierro mis ojos y te veo. 



http://www.loscuentos.net/cuentos/local/sofiama/