jueves, 27 de enero de 2011

Consuelo


Texto y voz: José Antonio Gómez Rojas  (Jagomez)
Edición: José Antonio Gómez Rojas  (Jagomez)


Consuelo

En la más cruel batalla de mi vida,
tu ambición y tu orgullo han vencido,
hoy quedo humillado y malherido,
con nada, perdido, sin salida.

El corazón, quien sufre las heridas,
llorando pide a gritos un sentido,
por seguir manteniendo sus latidos,
él paga un alto precio mis caídas.

Sin asomo de aliento ni esperanza,
entre un mar de ilusiones destrozadas,
intento que se olvide de su duelo;

rescato de mis penas una alianza,
alzo al oscuro cielo la mirada,
y le doy, mi promesa por consuelo.

Mi promesa
(Secuencia del poema anterior)

Al tiempo, en sus giros el destino,
de nuevo nos coloca frente a frente,
me dices que juzgando es inclemente,
la desgracia a tu vida sobrevino.

De unir al tuyo el llanto me domino,
escuchando lo sola que te sientes,
lo tanto que sincera te arrepientes,
por el daño sembrado en el camino.

Cuando me has pedido que regrese,
terminar con tus días de amargura,
cual rayo te fulmina la sorpresa,

tu adiós en cruel verdugo reaparece;
ya a mi lado me abraza con ternura,
la mujer que dió vida a mi promesa.
 
 

Ven

Letra y edición: Vigía.
Voz: Susana-del-rosal.


Cada búsqueda
encierra un desencuentro,
ese lugar donde nos vimos
tantas veces.

Cada aurora te esconde
en una noche sin luna
-adormecida-
con el color turquesa
del que se pintan los mares y la esperanza.

Ven, con sinuoso canto de sirena
a mi vera
y enroca tu contorno aquí,
de donde quisiera
partir -por siempre- mis olas.

Y permanecer.

Encarámate en mis ojos
y utiliza mis labios para depositarte;
Anuda la despedida
desandándote de la palabra.
Ven a adular mi existencia
y seré prolijo en donar
el tiempo que nos falta.

Ven, porque retroceder
una vida
es la forma de volver
a dar el primer paso…

y la única,
de recorrer el ultimo primer beso.


http://www.loscuentos.net/cuentos/local/-vigia-/

miércoles, 26 de enero de 2011

Marinero

Texto y voz: Sofiama
Edicion: Sofiama


Marinero, deja que llene tu vacío con mis historias,
permite que mi alma sea la luz que se yergue en tu mar,
déjame recorrer los mundos en tu barco
permíteme ser la brújula de tu amor.

Déjame entrar en tu barco, que amarte quiero,
déjame cubrir tu cuerpo con mis caricias,
deja qué mi cuerpo sea el horizonte del tuyo
hasta cubrirlo con espumas de misterios.

He visto morir y renacer la mar, en larga espera.
No te vayas, marinero, en las noches sin luna,
yo te ayudaré a pescarla para construir a tu lado,
metáforas que te hablen de sirenas que te llaman.

Si mi voz muriera en la tierra. Los dos angeles.

Autor Letra: Rafael Alberti
Edicion: Chiriveque2009


El Cuervo

Autor Texto: Edgar Alan Poe.
Edicion : Lolaaza


martes, 25 de enero de 2011

Noria.

Letra y voz: Susana del Rosal
Edición: Vigia



Me estás quitando el sueño, eso no te lo aguanto,
no sé si esto, a mis años, está bien o está mal,
si debo trasnocharme soñando con tus brazos
déjame que convierta mi sueño en realidad.

Que no queden mis manos vacías de tu presencia,
quiero palpar despierta lo que ahora es fantasía,
si sufro por las noches insomne con tu ausencia
dame el consuelo al menos de tenerte de día.

Porque entonces ni empeño ni las horas importan,
tus ojos en mis ojos, tu sed toda en mi boca,
una noria sin frenos, tú y yo con embeleso.

Y si te llega el sueño porque mi amor te agota,
ansiosa y apremiante, con la urgencia más loca
despertarte, mi vida, con un caudal de besos.

lunes, 24 de enero de 2011

Romance Sonámbulo.


Letra: F.G. Lorca
Música: Manzanita


Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.
–Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
–Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
–Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
–Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
–Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
–¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.